Mujeres creyentes de la Iglesia Gallega. Tomamos la Palabra y la hacemos Pública

Nosotras, mujeres creyentes de la Iglesia Gallega, y con ocasión de la visita del Papa Benedicto XVI a nuestra tierra, TOMAMOS LA PALABRA Y LA HACEMOS PÚBLICA.

1. Como mujeres adultas comprometidas con la Iglesia y con el Evangelio, como bautizadas con capacidad legítima para hablarle a la comunidad y como herederas de ese linaje de mujeres evangelizadoras de la primera hora que, desde el principio del cristianismo, tomaron la palabra desde la libertad del Espíritu. Y por último, y no menos importante, tomamos la palabra y la hacemos pública desde el mandato urgente de nuestra conciencia que nos mueve a hablar y no callar, porque así lo requiere la dignidad a la que nos impulsan Jesús y la sensibilidad social actual. Y QUEREMOS DECIR:
2. Que la sociedad gallega, de la que formamos parte, está escandalizada por el gasto de recursos económicos, energéticos, mediáticos, logísticos y de seguridad que requiere un viaje como el que el Papa va a hacer a Galicia por unas horas.
3. Que es manifiesta la connivencia de este viaje con los poderes políticos y económicos más involutivos y conservadores de nuestra sociedad, claramente ajenos a las personas más desfavorecidas.
4. Que el Papa se está a colocar en sus viajes más como un jefe de estado que como un representante de una iglesia y menos aún como representante de Cristo. Se perdió el sentido inicial de la sucesión apostólica y, en pleno siglo XXI, su figura tiene poca legitimidad en esta Iglesia carente de una mínima articulación democrática.
5. Que se las mujeres representamos la mitad de la humanidad, en la Iglesia somos mujeres más del 70% de las personas participantes en los actos litúrgicos o encargadas de las tareas de mantenimiento y dinamización de las parroquias. Sin embargo, somos una mayoría silenciada, sin reconocimiento de nuestros derechos básicos y sin remuneración económica por las tareas que sostienen el día a día de las iglesias locales. Nos toca un estatuto de menores de edad y de tuteladas que no podemos consentir.
6. Como mayoría, históricamente inferiorizada, lo que nos afecta como mujeres precisa ser tenido en cuenta para bien de todas y todos, y de la misma comunidad eclesial.
Y así:
- Sentimos que nos está afectando muy negativamente la mayoría del pensamiento sobre las mujeres transmitido por la jerarquía y los documentos de la Iglesia, que pretenden mantenernos en papeles tradicionales de sumisión y obediencia bajo una capa superficial de idealización de la mujer; no sólo no ayuda a rematar con la tremenda violencia de género (que ya causó 56 asesinatos de mujeres en el Estado y 4 en Galicia en el que va de año), sino que incluso puede estarla manteniendo en aspectos.
- Sentimos que nos está afectando muy negativamente el énfasis constante en una doctrina eclesial involutiva en relación a cuestiones de moral sexual como el divorcio o los anticonceptivos, u otras tan complejas y dolorosas como la sida o el aborto, cuando apenas se dice una palabra pública y comprometida sobre otras que también afectan a la vida y al cuidado de la vida: la desnutrición endémica y las causas del hambre, las matanzas a minorías, la explotación laboral de menores o la explotación sexual de mujeres y niñas...
- Sentimos que nos están afectando muy negativamente las recientes noticias de cientos de curas y muchos obispos involucrados en situaciones de abuso a niños y niñas, y la poca firmeza de la jerarquía en las declaraciones públicas y en las medidas tomadas, que suponen una vergüenza moral y social para nuestra Iglesia. Y de por parte, sin que genere una reflexión básica para una nueva comprensión de la sexualidad y del celibato obligatorio cara una vida saludable en la Iglesia.
- Sentimos que nos está afectando muy negativamente la prohibición del ministerio del sacerdocio a las mujeres, una falta básica al derecho a la igualdad que está frenando la renovación de la Iglesia, ya que las mujeres con vocación sacerdotal la entienden, en su mayoría, desde una clave comunitaria. Otras iglesias cristianas disfrutan de él desde hace años: así, la iglesia presbiteriana de Estados Unidos desde finales del siglo XIX, la iglesia luterana de Dinamarca desde el año 1948 o la iglesia anglicana desde 1994. Esto contrasta, y gravemente, con las últimas normas de derecho canónico hechas públicas en julio pasado que recogen la ordenación de mujeres como uno delitos más graves equiparándolo a la pederastia.

TENIENDO EN CUENTA ESTAS Y OTRAS MUCHAS CIRCUNSTANCIAS Y VALORACIONES, QUEREMOS DECIRLE TODA LA SOCIEDAD GALLEGA DE LA QUE NOS SENTIMOS PARTE ACTIVA:

1. Que el mensaje cristiano NO es únicamente el que transmite el Obispo de Roma o la Conferencia Episcopal Española. Hay otras palabras en la Iglesia, otras maneras de vivir como mujeres y hombres creyentes y de entender la vida y la fe. Bastan ejemplos a lo largo de nuestra historia y en la actualidad.
2. Que cada persona, cada colectivo, cada religión, cada sociedad tienen sus propias palabras, únicas y valiosas; por eso apostamos por una Iglesia de comunidades que no se erija ni en juez de otras religiones ni del pensamiento laico y, mientras, escuche y comparta búsquedas comunes.
3. Que muchos y muchos de nosotros estamos trabajando por esa "otra Iglesia posible" más próxima a la vida del día a día, más organizada con los sectores sociales empobrecidos, más respetuosa con la diversidad y más celebradora de la bondad de la vida.

QUEREMOS DECIROS A VOSOTROS, A HOMBRES LAICOS, A CURAS, A MONJES Y A OBISPOS, COMPAÑEROS DE CAMINO EN LA IGLESIA GALLEGA:

1. Que, nosotras, mujeres, llenamos los templos, animamos las catequesis de crianzas, de juventud y de gente adulta, dinamizamos las comunidades, nos formamos en la fe y estudiamos teología, sostenemos económicamente las parroquias, impulsamos y participamos en movimientos de Iglesia, apoyamos iniciativas eclesiales en favor de los sectores marginalizados ...
2. Que, puesto que trabajamos activamente en la Iglesia y la estamos sosteniendo, queremos que se abran espacios donde nuestra palabra diferente sea escuchada.
3. Que, puesto que trabajamos activamente en la Iglesia y la estamos sosteniendo, queremos sentirnos reconocidas y valoradas en lo que acercamos.
4. Que, puesto que trabajamos activamente en la Iglesia y la estamos sosteniendo, queremos poder decidir sobre las cuestiones que nos afectan directamente
5. Que, puesto que trabajamos activamente en la Iglesia y la estamos sosteniendo, queremos compartir con vosotros las decisiones que afectan a la vida de la Iglesia.

QUEREMOS RECORDARNOS A NOSOTRAS, A MUJERES LAICAS, A RELIGIOSAS Y A MONJAS DE LA IGLESIA GALLEGA:

1. Que en la actualidad, una de las llamadas del Espíritu y uno de los mayores servicios al Evangelio es ahondar en nuestra conciencia de mujeres desde la propia situación social y eclesial para, desde ahí, promover una necesaria apertura en la Iglesia.
2. Que para eso, necesitamos escucharnos interiormente desde el Espíritu como mujeres, y también hablar y hacer camino con otras mujeres.
3. Que, puesto que trabajamos activamente en la Iglesia y la estamos sosteniendo, precisamos tomar decisiones sobre las cuestiones que nos afectan directamente.
4. Que, puesto que trabajamos activamente en la Iglesia y la estamos sosteniendo, precisamos reclamar poder compartir las decisiones que afectan a la vida de la Iglesia.

Colectivo "Nós-mulleres-tomamos-a-palabra-na-Igrexa-galega"
Galicia, octubre de 2010

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