ACTUALIDAD Y FUTURO DE LA FAMILIA

Documento elaborado con motivo del Encuentro Mundial de las Familias celebrado en Valencia en 2006


El término familia, tal como lo vivimos personalmente y en el entorno, alude a una amplia gama de experiencias vitales, pautas de interacción y relaciones humanas diversas.
La familia patriarcal es un modelo en declive desde hace varias décadas en España y desde mucho más tiempo en países occidentales, como también en los países empobrecidos y otros, como la China. Por lo tanto, estas tendencias no son exclusivas de las sociedades occidentales y constituyen una aportación clave al proceso de globalización.
Durante mucho tiempo se ha considerado a la familia nuclear tradicional (padre, madre, e hij@s) como el modelo natural o de normalidad, a pesar de que la historia de la humanidad ha mostrado la multiplicidad de modelos de familias, tanto desde la dimensión de las personas que conforman la familia, como desde la dimensión de las relaciones entre padres y hijos.

No obstante, las sociedades occidentales de los últimos siglos, influidas por dogmas religiosos, han señalado como familias anormales, incompletas, desviadas o desestructuradas a todas aquellas que se diferencian del modelo patriarcal dominante y que son abandonadas por el mismo, como pueden ser las parejas de hecho, las familias reconstruidas, las familias monoparentales –especialmente si se trata de madres solteras-, las parejas sin descendencia, y desde luego las del mismo sexo.
No es vigente la estructura de familia basada únicamente en el derecho romano. Hoy vivimos en un mundo donde las expectativas de la gente con respecto a las relaciones que establece con las personas con quien convive han cambiado. Las relaciones familiares dependen cada vez más de la comunicación emocional de sus miembros (Giddens 1995). La composición actual de las familias ofrece un amplio abanico de posibilidades. Los analistas sociales prefieren hablar de “familias” (Gittins 1993).
El proceso de cambios familiares no han concluido y la posibilidad de diseñar proyectos de vida al margen la familia de “parentesco” es cada día más relevante, se impone el término "familia de elección" (Weston 1991).
El ciclo vital de la familia ha pasado de ser único y hasta la muerte, a presentar distintas posibilidades de itinerarios dentro de la trayectoria individual. Por eso los analistas sociales prefieren hablar de "curso o carrera vital de la familia" (Los diferentes tramos vitales que puede vivir una persona están regulados por el divorcio).

Ante este panorama complejo y cambiante, las grandes religiones monoteístas juegan un papel fundamental, aferrándose al pasado, a modelos de familia en los que el papel de la mujer, esposa y madre fundamentalmente, carece de derechos y posibilidades.
En este sentido hemos de señalar que, aunque el cristianismo –desde el punto de vista del evangelio- no se identificó ni se identifica con una forma determinada de familia, muchas personas consideran que la Iglesia restringe a las familias a un único modelo tradicional y patriarcal. Bajo este prisma restrictivo, “muchas mujeres se preguntan si la unidad familiar debe preservarse a cualquiera precio, incluso, de sus vidas, y este no es un dilema teórico” (Ramón, 1999).

Dones Creients apoyamos a las familias.

Apoyamos a las familias basadas en la convivencia sólida entre personas independientes e iguales. Donde no se cuestionan los diferentes itinerarios, antes todo lo contrario: se aceptan las diferentes pluralidades, porque son en sí enriquecedoras. No es posible un retorno al pasado.
La base de estas comunidades es el amor, la seguridad, la ayuda, el bien común, un lugar donde crecer y, como en el Evangelio, se anteponen las personas a las instituciones, la ética de la necesidad a la del deber (J. M. Castillo).
Dones Creients pedimos en clave de mujeres feministas que en la sociedad y en la Iglesia acaben las discriminaciones de género y que se considere a la mujer como persona, asumiendo las consecuencias:

- Que a los bautizados y bautizadas la Iglesia nos conceda la mayoría de edad en los temas de reproducción, salud sexual y control de natalidad que tanto afecta a las mujeres.

- En cuanto a la Iglesia como comunidad de hijos y hijas de Dios -los que hacen la voluntad de mi Padre- no puede ser exclusivista ni sectaria, no puede dejar fuera de la casa del Padre-Madre un gran número de hijos e hijas por ser homosexuales, lesbianas, divorciados/das, practicantes de la planificación familiar, o enfermos de sida, de hepatitis o de cualquier otra enfermedad de transmisión sexual.

- La jerarquía eclesiástica, si quiere vivir en la familia de las familias que ha de ser el PUEBLO DE DIOS, es necesario que cuestione sus propias estructuras, que varíe sus postulados, que integré a la mujer y que suscriba los Derechos Humanos.


En el siglo XXI la Iglesia como institución no debe pretender que sus planteamientos sean paradigmas éticos universales.
Para nosotras, como mujeres creyentes, la propuesta de familia de Jesús de Nazaret se basa en el amor, vivido en libertad y plenitud, y trata de que todos y todas podamos acceder a la felicidad, como derecho de todos los seres humanos.
Deseamos que la Iglesia afronte y permita el diálogo sobre todos estos problemas y que el mensaje liberador de Cristo y los derechos humanos sean sus ejes.

Valencia 27 de mayo de 2006.

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